Thomas Norwood y Joyce Durrant se conocieron durante la primavera de 1944, cuando tenían 21 y 17 años respectivamente. Él era piloto estadounidense de la División Aerotransportada 101 y ella una estudiante británica. Al momento de conocerse estaban en las afueras de Londres. «Yo estaba con un amigo, y al ser jóvenes, solo teníamos ojos para las señoritas. Estábamos en un puente que cruza el Thames cuando miramos hacia abajo y vimos a dos elegantes y jóvenes señoritas. Bajamos del puente y cruzamos todo el río en botes de remos hasta alcanzarlas. Un poco más tarde estábamos buscando bebida y comida. Ese día Joyce y yo nos enamoramos”, dijo Thomas.
Luego de la guerra, Thomas volvió a su país y debieron separarse. A pesar de que cada uno continúo con su vida y formó su familia, ninguno dejo de pensar en el otro. El piloto siempre bromeaba y les decía a sus hijos “su madre casi fue una inglesa”.
En 1990, Norwood leyó una noticia sobre un avión que se estrelló fuera de Londres, que lo llevó a creer que había perdido a la chica que una vez amó, ya que una de las víctimas que figuraban en el artículo se llamaba Durrant. Pero Joyce estaba viva – y aun pensando en Thomas. Finalmente hace un par de meses, cuando su hijo Rob estaba trabajando en su computadora, ella preguntó: «¿Puedes encontrar gente con esa cosa?». Una búsqueda rápida del nombre y la división de Norwood, dieron como resultado una noticia sobre cómo él había celebrado su cumpleaños número 88. Thomas se había tirado en paracaídas. Fue así como Rob se contactó con el periodista a cargo de la nota, quien lo comunicó con Norwood.
Él estaba de compras en Home Depot cuando recibió la llamada de Rob. Thomas admitió haberse quedado sin aliento cuando escuchó el nombre de Durrant. Ese mismo día acordaron una fecha para realizar la vídeo llamada. Joyce se comunicaría desde Australia, donde ella y su esposo se mudaron después de la guerra. Setenta y un años más tarde, la pareja iba a volver a reunirse a través de Skype y hablarían por primera vez desde que se despidieron en 1945.
Llegó el día, ambos estaban muy nerviosos y llenos de expectativas. Charlaron durante más de dos horas y acordaron volver a hacerlo. Durante toda la charla recordaron el tiempo que pasaron juntos y compartieron la historia de sus matrimonios – él es viudo y ella está divorciada. Norwood tuvo el valor suficiente para dejarle saber a Joyce que sufrió mucho cuando ella se negó a casarse con él. «Me rompiste el corazón», le dijo a Durrant. «La culpa fue una falta de comunicación” se excusó Joyce, explicando que la última carta de Norwood la llevó a creer que él ya se había casado y le estaba ofreciendo dejar a su esposa por ella. Al finalizar la charla, Norwood dijo «Esta es una situación maravillosa…el único gran problema es que no la puedo tener en mis brazos y darle un gran abrazo!» .
Al enterarse de esto, Air New Zealand se ofreció a regalarles los pasajes a Thomas y su hijo, quienes viajaron a Australia para encontrarse con Joyce. Ella lo recibió con un gran abrazo y hablaron durante horas. “Esta es una de las cosas más maravillosas que me han pasado”, dijo Thomas.