Diego, nuestro Sol y nuestra Sombra

Por Alicia Vidal *

Es el Sol y es la Luna, es la luz y es la sombra.

Es el Loco que anda por la vida sin control y sin medida.

Es el 10, que al igual que la Rueda de la Fortuna, sube y baja como la propia vida.

Es la tentación del Diablo y es el Juicio que impone rendir cuentas.

Es el fin y es el límite de la Muerte.

Y es la Estrella que gambetea en el cielo.

• Este 25 de noviembre de 2020 murió Diego Armando Maradona, ídolo máximo del fútbol argentino e icono mundial de la gambeta. Figura adorada, idolatrada y venerada por millones y fiel representante de la argentinidad de los grandes brillos y las extremas oscuridades. Su muerte es como una estocada final para el clima de este año marcado por la pandemia.
• Diego Maradona es un ícono y un arquetipo popular, será leyenda y ya es una marca. Y una vez más, como lo vine haciendo en algunos momentos particulares de este peculiar 2020, apelé a los arcanos del Tarot para referirme a alguna circunstancia de la vida.
• Además, en lo personal, me une a Diego Maradona una circunstancia fortuita que es haber llegado a esta Tierra apenas unas horas después que él, con lo cual, desde que nacimos, hemos celebrado nuestro cumpleaños el mismo día. Yo también soy del 60 y cumplí 60. El año que viene sin dudas voy a extrañar esta referencia.
• Pero, además, al sumergirme de lleno en el camino de la astrología muy pronto descubrí que analizar la carta astral de Maradona era trabajo casi cantado en cualquier clase astrológica. Y, salvando nuestra diferencia de ascendente, nuestras cartas natales son casi gemelas, por lo cual me encontré muchas veces asistiendo a análisis que referían a él pero a su vez también debía resignificarlos para mí.
• ¿Cómo nos ilumina y nos inspira pero también nos confunde nuestro Sol en conjunción con Neptuno? ¿Cuánto hay de inspiración y también de perdición? ¿Nuestra Luna en Piscis nos lleva a una sensibilidad y una conexión extrema? ¿Qué nivel de intensidad puede generar Escorpio y hasta dónde puede transformarnos en un continuo renacer? Ahora, llegaron las cartas astrales de los tránsitos de su muerte, de su revolución solar, de sus progresiones y de  tantas otras técnicas que seguramente se aplicarán.
• Yo, aún sigo un poco aturdida por la noticia (ya les dije, somos Sol-Neptuno, a veces la realidad nos sobrepasa). Con su partida de este plano presumo que me faltará como un eco, una suerte de referencia de cómo se pueden desplegar las energías de la vida con tanta diversidad. Él parecía representar todo en su máxima expresión, como si no le hubieran permitido saborear la compensación de los grises. Ese día en que nacimos hubo un reparto especial de energías y a él parece que le asignaron todo en demasía, la genialidad y la oscuridad en sus valores máximos.
• ¿Cómo bancar tanta tensión extrema sin explotar? ¿Qué mejor para nuestro Plutón, tan ávido de poder como del impulso por la transformación y también por la destrucción? ¿Qué decir de nuestro Marte, necesitado de pasiones, gozando con su jueguito en la cancha que culmina en goles que enamoran al pueblo canceriano?
• Ni su despedida de este mundo parece tranquila y serena, no le fue conferido ni el equilibrio ni la templanza.
• ¡Su vida fue una demasía, una desmesura, un desborde de energía! Por eso, se lo confundía con un Dios, demasiado para una persona a escala humana.
• Su energía se sustentaba primariamente en el agua, una referencia simbólica de las emociones. Sus propias aguas, con una potencia de un caudal inusitado, le permitieron hazañas y pases mágicos inigualables, pero también, lo desbordaron, y, finalmente, lo ahogaron.   
• ¡Chau Diego! Que en el otro plano encuentres paz y serenidad. Aquí seguiremos celebrando los 30 de octubre.