Las audiencias digitales en Argentina pasan 78% de su tiempo en dispositivos móviles, y de ese tiempo, el 94% se emplea en aplicaciones. Esta cifra, arrojada en último informe Estado Global del Mobile de ComScore, no deja dudas sobre la importancia que las apps tienen para los argentinos. Ya sea para comprar a través del e-commerce o simplemente investigar a qué sitios ir de vacaciones o qué plataformas usar para mejorar la productividad, el uso de las apps continúa en alza. Lo novedoso, en este caso, es que cualquiera puede crearlas, incluso con pocas nociones de programación.
Primeros pasos
Existen muchas plataformas en el mercado y con muchas características. Los expertos indican que muchas de las funcionalidades u “órdenes” que se ejecutan, son muy parecidas a las fórmulas de una planilla de cálculos o a operaciones que se hacen diariamente, por ejemplo, en un procesador de textos. “Cuando uno está programando una app y no tiene mucho conocimiento, tiene que hacer hincapié en el evento que está surgiendo dentro de la app, como, por ejemplo, presionar un botón. Si bien hay herramientas que desde lo visual nos dan una idea de lo que va a ver el usuario, hay que hacer una mínima programación, por ejemplo, similar a las funciones de Excel. Ahí ‘damos la orden’ para que ese botón que estamos presionando ejecute una acción que interactúa con otro componente dentro de la aplicación,” explica Cristian Gil, Application Consultant SR en Axxon Consulting.
Planificación, prototipos, metodología
Si bien los marcos de trabajo ágil están muy en boga, especialmente en los ámbitos corporativos, si no hay experiencia con los mismos, los especialistas recomiendan carriles alternativos para establecer métodos y objetivos. “No recomiendo ponerse a pensar en el ideal de la app, sino en las funcionalidades mínimas para empezar a usarla, y luego se irá construyendo iterativamente y la persona se va a ir poniendo sus propias millas sobre a dónde quiere llegar” señala Iván Garbus, Practice Manager en Axxon Consulting. La regla de oro es, si existen limitaciones de tiempo o presupuesto, pensarlas, solo para el corto plazo.
“Hoy en día se estila, en cualquier metodología, recibir feedback del usuario final lo más rápido posible. Esto ayuda a obtener lo que se conoce como el producto mínimo viable en el menor tiempo posible. A partir de ese feedback se irá avanzando sobre ese modelo, ese prototipo de aplicación al que se quiere llegar.” explica Cristian Gil. “A mí me sirvió mucho pensar en hacer prototipos lo más sencillos posibles, que resuelvan algo puntual, para no frustrarme en el camino. Eso me fue llevando a avanzar progresivamente en los desafíos e ir adquiriendo en el camino los conocimientos necesarios para alcanzar el objetivo inicial” completa el Application Consultant SR en Axxon Consulting.
Comunidad
Uno de las mayores virtudes del mundo del software y los desarrolladores, coinciden los expertos, es la creación de comunidad que siempre será vital a la hora de encontrar soluciones y alternativas a los problemas. “Recomendamos mucho apoyarse en la documentación existente y en la comunidad, como foros. Hay mucha gente que está tratando de hacer lo mismo, es cuestión de buscarle la vuelta y probablemente online alguien ya haya dado una respuesta a un problema similar. Hay muchas ganas de compartir información y ayudar a resolver, quizás antes no sucedía tanto esto.” describe Iván Garbus, señalando una clara ventaja respecto al escenario de los tempranos 2000, donde la información no era tan accesible y el sentido de comunidad, menos significativo.
Ciberseguridad
Como todo creador de apps responsable, la ciberseguridad es un elemento que no deben obviar los nuevos desarrolladores. Desde Axxon Consulting coinciden en que las grandes plataformas ya tienen incorporado un paquete previo de medidas de seguridad básicas, lo que lo hace muy positivo y atractivo para quienes están dando sus primeros pasos en el área. “Que la app sea segura y esté disponible con un SLA o un tiempo mínimo de caída, todo eso ya lo dan resuelto las plataformas, solo hay que preocuparse de entender cuáles datos pueden ser accedidos anónimamente y cuáles deben ser restringidos”. Ahí hay que tomar decisiones y no abrir los datos sólo porque sí y porque parece más fácil, si no ser muy consciente respecto a qué datos exponer. Estas herramientas ofrecen funcionalidades para, dependiendo de las distintas fuentes u orígenes de datos, determinar cuales se pueden cruzar, exponer, acceder fuera de la compañía y cuáles no, no está el riesgo que tiene un programador de cero, que por un error de código puede, involuntariamente, dejar permeable la app para un ataque o hackeo” explica Iván Garbus.-
Como último punto, si bien estas plataformas son ideales para principiantes, también pueden funcionar para quienes son propiamente desarrolladores: los low-code pueden transformarse en aceleradores para resolver muchas cuestiones y problemáticas que de otro modo se deberían encarar de cero. “Que sean low-code no significa que un desarrollador no pueda utilizarlas para crear sus aplicaciones. Muchas veces conviene implementarlas, incluso para aplicaciones de envergadura, pero teniendo siempre en mente la premisa ‘esto no es estrictamente igual al desarrollo de código, esto es otra cosa’ ’” -completa Garbus,- “Así se hace más fácil crear las aplicaciones que si se estuviera mirando con el paradigma tradicional de desarrollo. Además, son super extensibles lo que permite que uno desarrolle y aporte su granito de arena para hacer crecer a la plataforma.” finaliza el Practice Manager en Axxon Consulting.