Organizaciones ambientales lanzan la Campaña ConservAR 30×30
Una iniciativa nacional que llama al pueblo y gobierno argentino a apoyar el objetivo global de proteger al menos el 30% de la tierra y el océano del planeta para 2030
Una creciente coalición de organizaciones ambientalistas argentinas lanzó la campaña ConservAR 30×30. El objetivo es concienciar sobre la necesidad de preservar al menos el 30 por ciento de la tierra y el océano del planeta para 2030, para frenar la pérdida de biodiversidad, capturar carbono, evitar futuras pandemias y fortalecer el crecimiento económico. Expertos internacionales han calculado que se debe proteger para evitar resultados catastróficos para el clima y la vida.
En este sentido, el objetivo global 30×30 propone proteger al menos 30 por ciento del planeta para el año 2030, un objetivo realista y alcanzable. Hasta la fecha, 85 países se han unido a la Coalición de Alta Ambición por la Naturaleza y las Personas, una iniciativa intergubernamental lanzada por Costa Rica para impulsar esta propuesta, con el objetivo de formalizarla a través de la firma de un acuerdo mundial histórico este año. De la región ya se unieron Chile, Colombia y Perú y muchos otros países.
Si bien la Argentina ha hecho grandes avances en la creación de áreas protegidas, necesita continuar preservando su riqueza natural para asegurar su prosperidad económica, el futuro de las personas y la conservación de la biodiversidad. Esta campaña supone una gran oportunidad para ir por más, y que el país se sume a la Coalición de Alta Ambición por la Naturaleza y las Personas. Para lograr que el gobierno apoye a la meta 30×30 se necesita el apoyo de los argentinos, quienes podrán sumarse con la firma de la siguiente petición aquí.
Los recientes incendios en la provincia de Corrientes (casi un millón de hectáreas quemadas; el 25 por ciento de ellas dentro parques nacionales y provinciales) activan la alarma para redoblar los esfuerzos hechos. Frente a los objetivos propuestos por la campaña ConservAR 30×30, lograr la meta establecida representaría una victoria para la conservación de los bosques y selvas, las áreas reproductivas de especies valiosas, endémicas o amenazadas, el desarrollo turístico y la reactivación de la economía nacional e internacional. Se trata de una oportunidad única para reconstruir la base del desarrollo argentino y, a la vez, reconocer el derecho de las comunidades aborígenes a continuar conviviendo con ecosistemas silvestres. La protección formal de esas áreas naturales, garantizando su derecho a usarlas o administrarlas, representa una oportunidad para saldar deudas con esas sociedades.
Por todo esto, las organizaciones ambientales que llevan adelante la campaña plantean que las áreas naturales protegidas sean reconocidas como escenarios de gran valor ecológico, paisajístico, económico, cultural, científico y recreativo. En ellas se trabaja por la conservación de la vida en el más amplio sentido, a la vez que permiten mitigar la grave crisis climática del planeta. La Argentina debe conservar y gestionar eficazmente las áreas actualmente protegidas y lograr, para el 2030, la creación de otras nuevas, para hacer nuestra parte del objetivo de la iniciativa internacional. Para ello, se propone avanzar hacia aquellas áreas claves que permitan proteger los servicios ecosistémicos, mejorar el nivel de representatividad de las ecorregiones, salvaguardar poblaciones de especies endémicas y/o amenazadas y al mismo tiempo, aprovechar las oportunidades administrativas (tierras fiscales, proyectos de creación de nuevas áreas en trámite, etcétera).
Buscando mayor armonía con el ambiente
Toda sociedad humana forma parte de la naturaleza y depende de ella, ya que los ecosistemas silvestres producen recursos y servicios ecosistémicos, como aire puro, agua potable y suelos fértiles. Sin ellos no podríamos vivir. Estas contribuciones ambientales son cotidianas, gratuitas e invisibles, lo que dificulta su valoración, pero son irremplazables o muy costosas de sustituir. La pandemia de COVID-19 puso en evidencia las consecuencias de una relación poco inteligente y armoniosa hasta ahora entre nuestra especie y los escenarios silvestres.
En los últimos 200 años, la mayor parte de la naturaleza del mundo se redujo en superficie y se empobreció en biodiversidad. Por eso, con el respaldo de la evidencia científica, esta campaña busca evitar el colapso de los sistemas naturales. Para preservar los bienes y servicios que producen, es necesario protegerlos a través de un mayor número de parques nacionales, provinciales y municipales, porque es la forma más importante, inmediata y eficaz para detener, minimizar o compensar la destrucción de la naturaleza y los efectos del cambio climático. Además de motorizar el desarrollo local, generando empleos o puestos de trabajo (muchos de ellos, vinculados con actividades turísticas). Se estima que aproximadamente 64 millones de puestos de trabajo en la región dependen directamente de los servicios de los ecosistemas.
En un contexto como el actual, donde los desastres naturales generan angustia y preocupación, es importante canalizar esas emociones en acciones concretas para devolvernos tranquilidad y esperanza.
Quienes apoyen la campaña pueden firmar la siguiente petición aquí.
“Nuestro país cuenta con unas 500 áreas naturales protegidas que representan un 15% del territorio nacional continental y apenas un 7% de la plataforma submarina. Por eso es necesario crear otras más, para que nos aproximen no solo a ese anhelo mundial, sino para hacer pie con nuestra economía y comenzar a motorizar un desarrollo sostenible de verdad”, afirmó Hernán Casañas, Director Ejecutivo de Aves Argentinas.
«Esta campaña nos da la oportunidad de ratificar que dependemos de la conservación de los ecosistemas silvestres. Son ellos los que producen los suelos fértiles para nuestros cultivos, el agua potable que tomamos, el aire puro que respiramos y otras condiciones necesarias para todas las formas de vida. Por eso su protección debe ser parte de una política de Estado. Su valor es estratégico», declaró Adrián Giacchino, presidente de la Fundación Azara.